lunes, 17 de marzo de 2008

Cálculo de la fecha de Pascua


A principios del siglo IV había en la cristiandad una gran confusión sobre cuándo había de celebrarse la Pascua cristiana o de Pascua de Resurrección, con motivo del aniversario de la muerte de Jesús de Nazaret. Habían surgido en aquel momento numerosas tendencias o grupos de practicantes que utilizaban cálculos propios. Ya en el Concilio de Arlés (en el año 314), se obligó a toda la Cristiandad a celebrar la Pascua el mismo día, y que esta fecha habría de ser fijada por el papa, que enviaría epístolas a todas las iglesias del orbe con las instrucciones necesarias. Sin embargo, no todas las congregaciones siguieron estos preceptos. Es en el Concilio de Nicea (en el año 325) donde se llega finalmente a una solución para este asunto.

En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas determinadas normas:

Que la Pascua se celebrase en domingo.
Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la semana. (De esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
Que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año. Esto tiene su explicación porque el año nuevo empezaba en el equinoccio primaveral, por lo que se prohibía la celebración de la Pascua antes del equinoccio real (antes de la entrada del Sol en Aries).
No obstante, siguió habiendo diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría (debidas a diferencias menores en los métodos de cálculo astronómico, que sería tedioso narrar aquí), si bien el Concilio de Nicea dio la razón a los alejandrinos, estableciéndose la costumbre de que la fecha de la Pascua se calculaba en Alejandría, que lo comunicaba a Roma, la cual difundía el cálculo al resto de la cristiandad.

Finalmente fue Dionisio el Exiguo (en el año 525) quien desde Roma convenció de las bondades del cálculo alejandrino, unificándose al fin el cálculo de la pascua cristiana.

Para el cálculo hay que establecer unas premisas iniciales:

La Pascua ha de caer en domingo.
Este domingo ha de ser el siguiente al plenilunio pascual (la primera luna llena de la primavera boreal). Si esta fecha cayese en domingo, la Pascua se trasladará al domingo siguiente para evitar la coincidencia con la Pascua judía.
La luna pascual es aquella cuyo plenilunio tiene lugar en el equinoccio de primavera (vernal) del hemisferio norte (de otoño en el sur) o inmediatamente después.
Este equinoccio tiene lugar el 21 de marzo.
Llamamos epacta a la edad lunar. En concreto nos interesa para este cálculo la epacta del año, la diferencia en días que el año solar excede al año lunar. O dicho más fácilmente, el día del ciclo lunar en que está la Luna el 1 de enero del año cuya Pascua estamos calculando. Este número —como es lógico— varía entre 0 y 29.
Antes de proseguir es preciso dejar claro que en términos astronómicos, el equinoccio puede tener lugar el 20 o el 19 de marzo, si bien en el calendario gregoriano se establecen unas fechas astronómicas que, aún difiriendo ligeramente de las fechas astronómicas reales, son las que se emplean para el cálculo.

Así las cosas, queda claro que la Pascua de Resurrección no puede ser antes del 22 de marzo (en caso de que el 21 y plenilunio fuese sábado), y tampoco puede ser más tarde del 25 de abril, (suponiendo que el 21 de marzo fuese el día siguiente al plenilunio, habría que esperar una lunación completa (29 días) para llegar al siguiente plenilunio, que sería el 18 de abril, el cual, si cayese en domingo, habría que desplazar la Pascua una semana más para evitar la coincidencia con la pascua judía, quedando el 25 de abril)
Fuente: Wikipedia